Hoy la salida va a ser especial, son las 7 de la tarde y
hemos quedado los cuñados y Cañas para dar una vuelta de unas dos horas. La
tarde no acompaña a las cinco ha caído una buena chaparrada y está a estas
horas todo cubierto, pero los desorientados no tenemos miedo al agua ni para
nosotros ni nuestras burras (Véase las feas al pilón).
Salimos sin rumbo hacia la dirección que nos parece menos
cubierta, Lardero, así que vamos hacia La Grajera con toda la tranquilidad de
la buena tertulia. Nos damos cuenta que la gente que ha ido andando viene
zapateando a toda pastilla, por miedo a mojarse ¡tranquilos que no va a ser
nada!
Pasamos por medio de la grajera y su campo de golf, donde
Ismael tiene unas ganas bárbaras de tumbarse en ese tupido y cuidado césped.
Tomamos el camino del monte la pila y hacemos un tramo de
senda hasta justo el puente de la autopista, donde decidimos subir al famoso
Pico del Águila.
No me acuerdo muy bien, pero me suena que la única vez que subí
lo hice por el camino que sale a la izquierda pasado el cruce que lleva a
entrena por el paso estrecho que todos conocemos.
Al principio es pista de grava pero luego hay un giro a la
derecha justo enfrente de una cerca, y plato pequeño que la senda se las trae,
se decide Isma, luego voy yo y después sale Nacho que por no subir es capaz de
ROMPER LA CADENA.
Pues a sacar el tronchacadenas de Cañas, que no lo usa desde
la última vez que rompió el propio Nacho la cadena ¿Dónde? En la subida del
puerto del toro. Quitamos dos eslabones y la rehacemos pero el pasador se
resiste y cuando está prácticamente instalado decido apretar un poco más y los
materiales no aguantan y lo parto por la mitad. Todo el arreglo ha sido con
lluvia y un viento que se mete hasta los huesos.
Bueno pues está arreglado, con animo para arriba, 2 metros,
si señores 2 pequeñitos metros y de nuevo zasssss, la patilla del cambio
partida.
Ahí comienza el chiste, Nacho: “pues muy fácil la ponemos
fija y hecho”. Cañas: “Pues como no sea con la chorrica, no se como la
partimos”. Ya estamos a punto de bajar a pata cuando Isma dice: “yo no tengo en
el multiherramienta pero lo miro”. Pues si majetes, tiene un troncha, así que
acortamos la cadena la ponemos fija, quitamos el cambio y atamos el cable del
mismo a la bolsa de herramientas y al águila que le den por donde amargan los
pepinos.
Nacho, se ha pasado todo el tiempo del arreglo mirando el
cambio como quien ve un tesoro, con la única finalidad de no mancharse, y
mientras Isma le da la vuelta a la bici, busca la herramienta, aguanta la
cadena etc y Cañas acorta la cadena le vuelve a dar la vuelta a la bici y ata
el cable. Estos jefes son así, les gusta mandar y organizar pero está
acostumbrado a los peones y claro eso pesa en el carácter.
Lo que es cierto es que nos hemos echado unas risas con su
vuelta a la tiendita de las bicicletitas, esa tan pequeñita.
La bajada, pues jodida es arcilla y no agarra ni delante ni
detrás, aunque algún tramo es una gozada hacerlo con unas derrapadas de escándalo.
Las bicis se embozan de barro así que al pasar por el día de
la fardachon (creo que se llama la zona, ¿o la guindalera? Da igual) gastamos 1
€ todo negro que guarda como oro en paño Isma en la bici. Con un solo 1 € hemos
limpiado, casi a conciencia las tres bicis, lastima que no esté el tipo de los
Guinnes para certificarlo, pero buen en su lugar y hablando de cervezas nos
invita Nachete a unas cañas en La Esquina, donde la gente nos mira con envidia
¡que hombretones tan valientes, con el día que hace! Las nuestras nos han dicho
a llegar a casa ¡no habrá días!
En resumen 4,5 Km. de puro y duro montanbike, y al pico del águila
VOLVEREMOS.
esto ya empieza a ser lo de antes, retorno de raul , miguel y las averias del nachete.
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