Los inasequibles al desaliento

Los inasequibles al desaliento

lunes, 28 de noviembre de 2016

El Castillo de Daroca (Para Creyentes).

Como todas las religiones que surgen de la agrupación de mitos, se vislumbra la creación de una nueva corriente teológica basada en el “Castillismo” y que se apoya en tres principios fundamentales con sus correspondientes “Profetas”:
  1. Hay que subir, padecer y en casos agonizar para verlos según el libro 3º de los profetas “Garrido y Belloso”
  2. Hay que creer que “están ahí”. Según  las cartas a los redactores de la Revista MTB del asceta Raúl que intenta evangelizar a los impíos.
  3. La Niebla es imprescindible. Del antiguo o vintage testamento de Maldonado.
Hoy no salimos los desorientados, me junto a un grupo de  “Rojos” que deben apenados por lo de Fidel (Alfredo #vivaelcinematinal, Puritos  #desorientadoal50%, Ricardo que echa de menos las #puyitasdeCañas para calentarse estas frías mañanas, Quique #voyadarlesotraoportunidad, Alvaro #agonizamasqueIvan y Raúl #azulajuegoconlabici.
No vienen los grandes Mesías que han pasado a predicar el sábado para poder tener el domingo una resaca como Dios manda, por lo que hacemos una rutita que pese a los intentos no logramos pasar de 50Km. Eso si, para alegría de Álvaro nos subimos todos los repechos que más alegría dan.
Y no nos olvidemos de la niebla que poco a poco y a medida que subíamos nos fue cubriendo y amenizó la ruta ya que permite, además de tener que creerte lo que no ves, tampoco ver lo que queda por subir, ni las caras de los compañeros, porque hay que decirlo bien claro y lo dijo el Anacoreta Sansillin ¡¡Quien practica bici, le gusta ver culos de tíos en licra y comer plátanos!!. Otra verdad irrefutable.
Para Llegar hasta Daroca subimos por la cuesta los gitanos de Navarrete que ataja hasta Valvornedo, de desde aquí a la Dehesa de Hornos por el repecho de la viña, que grandes vistas nos vamos imaginando…
En Daroca subimos por la Casa Rural hasta el cruce que sube a las Neveras, en este cruce giramos a la izquierda para bajar unos 300 m con cuidado ya que íbamos a pelo sin saber muy bien donde estaba el cruce, que en el paso canadiense te desvía a la izquierda para bajar durante un tramo paralelos a la pista por un cortafuegos, donde dos jabalíes nos dan un buen susto, menos mal que había una valla porque eran bien gordos.
Después de esta pequeña bajada, empieza las alegrías de subir hasta donde cada uno pueda y después tirar un poco de bici para llegar al castillo, donde no se aprecian sus murallas ni almenas como vimos en el Castillo de Davadillo también entre la niebla, no se aprecian las vistas que hay y las fotos que hasta salen movidas, por lo que bajamos por una senda muy divertida, donde Alvaro, por culpa (Según él) después de la típica puñalada de Ricardo se baja muy tranquilo de la bici y después de apoyarla empieza a dar dos o tres vueltas de campana, o pirivueltas, como se decía en el colegio, senda abajo.  Entre la niebla solo se oía el graznar de algún cuervo y el descojo de Ricardo durante un buen rato.
Seguimos bajando y pasado otro cruce seguimos recto para bajar por el cortafuegos de los palos, cada uno por donde podía hasta el camino que lleva de Daroca a Sojuela (justo por encima del repecho que algún cabroncete hace corriendo para quitar KOMs).
Desde allí y salvo por un encuentro con cazadores que creen que el ruido del nucleo del eje cuando no pedaleas es igual al de la perdiz en celo vamos hasta la senda de las ruinas de Sojuela, que ya necesita una poda.
Por un domingo y sin que sirva de precedente Alfredo llega, no a la hora prevista, sino antes por lo que hacemos una senda por el Pico del Águila que no conocía para acabar con buen sabor de boca.
























Por cierto, que por el camino de los Judios nos encontramos a ese grupo de Cenicero que nos hizo una OPA hostil por Jorge, lo ficharon por 4 perras  y que ahora arrepentidos nos lo quieren devolver...





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